Por si faltaba alguna, otra prueba de la mendacidad y mala conciencia de la Cultura de la Muerte es su obsesión por el eufemismo, por llamar las cosas por lo que son, como si de esa manera pudieran apartar de su conciencia el horror del que son cómplices. Así, la CNN, para hablar de la aniquilación de millones -63 millones, si atendemos al diferencial demográfico de sexos- de niñas en el seno de sus madres en la India, habla de ‘operaciones de selección sexual’.
Tengo para mí que de aquí a no muchas generaciones, cuando miren hacia atrás nuestros descendientes, lo que más les chocará de nuestros tiempos será el aborto, nuestra ceguera ante una masacre que sucede cada día en la intimidad atroz de abortuorios legales con el visto bueno de los gobiernos y el apoyo entusiasta de los ideólogos de la modernidad.
Es un ‘derecho de la mujer’, nos dicen. Dicen que si los hombres parieran, el derecho al aborto estaría fuera de toda discusión. Quieren que parezca que toda oposición a esta masacre es ‘patriarcal’, como si los varones estuvieran anhelando ponernos, literalmente, a parir y nosotras nos resistiésemos pataleando.
“Es desolador advertir cómo en todos los países en los que se permite o se obliga a deshacerse de hijos propios, es siempre nuestro sexo el que acaba bajo el hacha”
Mienten, por supuesto. Es fácil comprobar que entre los provida, las mujeres somos mayoría, que hay más féminas que varones que abominan del aborto y lo ven como lo que es: la eliminación del más inocente e indefenso de los seres humanos por sentencia de quien más debería protegerle, su madre.
Pero en muchas partes, como en el caso que nos ocupa, las razones para ser provida siendo mujer se hacen aún más urgentes. Es desolador advertir cómo en todos los países en los que se permite -o, como en el caso chino, se obliga en ocasiones- deshacerse de hijos propios, es siempre nuestro sexo el que acaba bajo el hacha.
No es, claro, que esto alarme demasiado a nuestras feministas, demasiado ocupadas con la trampa estadística de una ‘brecha salarial’ que no existe -es decir, que existe por elección, aptitudes y preferencias- o ‘micromachismos’ en los que se enzarzan en discusiones rabínicas de una sutileza enloquecedora en cuanto a los grados de separación que pueden alcanzar las piernas de un hombre sentado antes de constituir ‘mansplaining’.
¿Los indios han acabado con la vida de 63 millones de personas no nacidas por el delito de ser mujeres? Me aburro, vuelve a contarme cómo debemos decir ‘portavozas’ para derribar el patriarcado.

No es que en estas páginas hayamos creído nunca que las feministas sean lo que pretenden, que tengan el mínimo interés por los derechos, no digamos ya por la felicidad, de las mujeres reales, concretas, de carne y hueso. Claro que sabemos que sus grupos y movimientos son solo sucursales de la izquierda, que los utiliza para avanzar sus fines y terminar de destruir nuestra civilización enfrentando a hombres y mujeres, separando lo inseparable.
Pero, caramba, no sé, por un mínimo de vergüenza torera deberían hablar de esta discriminación, esta sí muy real, esta sí muy injusta, que lleva a un oscuro e invisible paredón a decenas de millones de ‘hermanas’. No sé, un comentario de pasada, un gesto de disgusto: algo.
Pero no pueden, y no pueden porque, aunque juren que el aborto no es más que un procedimiento médico como otro cualquiera, no lo tratan como tal. Todo lo perdonan, todo lo comprenden, todo lo tragan si se trata de defender este ‘procedimiento médico’, que al verlas y oírlas se diría más transcendental e importante que cualquiera de los que salvan vidas. Este, que solo produce muerte.
Lo sentimos por la CNN, pero con esto la India no está ‘seleccionando’ el sexo de sus hijos: está matando a sus hijas. Del mismo modo, hemos podido leer en muchas partes que Islandia está acabando con el Síndrome de Down, por el sencillo procedimiento de deshacerse de las personas afectadas por él antes de que nazcan. Si eso es un revolucionario avance médico, que me den una AK-47 y suficiente munición y tiempo y yo sola soy capaz de curar el dolor de muelas más enconado de forma más tajante y rápida que el mejor odontólogo.

Objetivos:
• Canalizar la voz de la ciudadanía ante autoridades públicas e instancias de la sociedad civil para hacer presentes sus derechos y promover sus deberes.
• Promoción, divulgación y defensa de los valores, derechos y deberes de la familia y de la vida humana.