Desde España: El PP no quiere que te cases con menos de 18 (solo que abortes)

Estaba yo tan tranquila leyendo en ‘El Mundo’ un reportaje titulado ‘¿Mami ‘full time’? No, gracias’ cuando me asaltan desde la redacción con la noticia de que el partido en el gobierno, el PP, pide en el Congreso elevar a los 18 años la edad mínima para casarse.

Y, la verdad, no he podido dejar de relacionar las dos cosas, el terror que sigue sembrándose sobre la impensable eventualidad de que una mujer se plantee siquiera la inefable tortura de quedarse en casa con los hijos propios y renunciar al brillante paraíso de la oficina (o la caja del supermercado).

En otras circunstancias -en otro siglo, casi- podría suponer que el Partido Popular, que pasa por ser la derecha en este divertido país, considera el sagrado vínculo como ocasión tan transcendental y grave, que juzga formar una familia, célula básica de la sociedad, decisión de tanto momento y tan tremendas consecuencias, que requiere de una asentada madurez.

Va, venga, no se rían. Ya sé que una cría de 16 puede, con el beneplácito de la ley, no solo tener todo el sexo recreativo que le plazca -y al que le animan todos los poderes fácticos-, sino encargar a un médico (?) que se deshaga de las consecuencias indeseadas en forma de nasciturus que pudieran presentarse.

“Un crío que no puede fumar ni beber, porque eso perjudica su salud, puede condenarse a una vida de tratamientos y operaciones para intentar lo ontológicamente imposible en contra de la decisión de sus padres”

Sé que hay un movimiento internacional, auspiciado por la ONU y la Unión Europea y jaleado en nuestro país por Podemos, para que los chavales y chavalas de 16 puedan votar y decidir así quién y cómo nos gobiernan, que se me ocurre a mí que es tarea que exigiría bastante madurez.

También se quiere rebajar -incluso, desde algunos prestigiosos sectores, abolir por completo- la edad mínima de consentimiento sexual, para poder rebautizar la horrible pedofilia con el biensonante nombre de ‘amor intergeneracional’.

Hey, incluso pueden quitarte la custodia de tu hijo menor si se le ocurre de repente que en realidad es niña y tú no te decides a hormonarle mensualmente. Porque, ya ven, un crío que no puede fumar ni beber, porque eso perjudica su salud, puede condenarse a una vida de tratamientos y operaciones para intentar lo ontológicamente imposible en contra de la decisión de sus padres.

Pero no casarse, ni hablar.

Y no es que estemos hablando del matrimonio de antaño, del de mis abuelos, de esos de “hasta que la muerte os separe”. Ahora un abogado consigue lo mismo que antes la muerte en treinta días. Más fácil que deshacerse de una hipoteca, o que dar de baja una línea de teléfono.

“Es la familia donde uno es tratado como lo que es y nada más, valorado por ser nosotros mismos, y no como empleado, contribuyente, votante o seguidor”

¿No ven ustedes un patrón? Yo sí, llámenme paranoica. Me absorbe la prensa, la nacional y la internacional, y no paro de leer reportajes y artículos sobre lo terrible que es para la mujer tener hijos, no digamos -¡argh!- ocuparse de ellos, siendo carísimo, quitándote la libertad, desencadenando la brecha de género, aumentando la ‘huella de carbono’ que está destruyendo el planeta…

No nos parece una medida, en sí misma, transcendental. No creo que muchos a los 18 pretendan casarse. Ni a ninguna edad, que la nupcialidad está cayendo en picado y el divorcio se dispara.

Pero es el signo, es el símbolo de lo que consideran nocivo, lo que siempre ha aborrecido un poder que trata de lograr que el ciudadano no tenga otras lealtades que las que le debe a él. Porque la familia -no el individuo, como pretenden tantos liberales- es el verdadero bastión de resistencia contra el poder. Es la familia la que proporciona un espacio de libertad real, sin las mil y una normas vigentes en los espacios públicos, incluso en el bosque más aislado y recóndito. Es la familia donde uno es tratado como lo que es y nada más, valorado por ser nosotros mismos, y no como empleado, contribuyente, votante o seguidor.

Por eso esta triste iniciativa, inane, pero significativa, de su horror al matrimonio que es, en realidad, horror a la familia, terror a los ciudadanos libres, maduros, responsables, que puedan ejercer alguna resistencia a la oleada de consignas con que nos controlan los poderosos.

 

Fuente: https://www.actuall.com/criterio/familia/pp-no-quiere-te-cases-menos-18-solo-abortes/

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