Muchos hemos felicitado que la Miss Colombia, Valeria Morales, deje en claro que el Miss Universo debe ser sólo para mujeres que nacen como mujeres, y esto a propósito de la elección del transexual “Angelica Ponce” como Miss España; sin embargo, decir esto, le costó la etiqueta de “homofóbica” y “transfóbica” por la prensa internacional, lo que vuelve a poner sobre el tapete la validación de dichos términos.
La CIE -10[1] cataloga a las fobias dentro de la “sección F40 Trastornos de ansiedad fóbica”, lo que supone la existencia de un miedo deshabilitante aparentemente consciente acompañado de un alto componente ansioso, lo que puede conllevar, en algunos casos, a un ataque de pánico. [2] Científicamente la única forma valedera de poder atribuir el padecimiento de una fobia a una persona, es que ésta se encuentre registrada en el catálogo de fobias de los manuales de trastornos mentales de la Organización Mundial de la Salud – OMS.
Ni la “homofobia”, ni la “transfobia”, y mucho menos la “homolesbotransfobia”, se encuentran registrados como fobias en dicha clasificación internacional de la OMS. Por lo que su uso deviene en un interés político de adjetivar de forma peyorativa a todos aquellos que se muestren contrarios a las demandas de la agenda LGTB.
Pero si eso no fuera suficiente, los partidarios de la diversidad sexual apelan a la Real Academia de la Lengua -RAE para legitimar el uso del término “homofobia”, ya que éste se encuentra registrado, mas no así el término “transfobia” y ni hablar de la “homolesbotransfobia”.
En efecto, la homofobia es definida por la RAE como: “Aversión hacia la homosexualidad o las personas homosexuales.”[3] Y cual Oráculo de Delfos pareciera más que suficiente para asumirlo como una verdad irrefutable que sería imposible negar.
Sin embargo, y como ya es costumbre nuestra, tenemos que ahogarle la fiesta a los “fobialovers” y afirmar que el hecho de que una palabra se encuentre registrada en la RAE no obedece a que su significado descanse sobre una realidad objetiva inalterable o que su validación semántica obedezca a un rigor científico o académico, sino simplemente a su uso repetido en un tiempo determinado, muchas veces propalado por las ideologías imperantes.
Para explicarlo mejor, el Preámbulo de la vigésima segunda edición del Diccionario de la lengua española, de la RAE, citando el Arte poética de Horacio, señala:
“al igual que los bosques mudan sus hojas cada año, pues caen las viejas, acaba la vida de las palabras ya gastadas, y con vigor juvenil florecen y cobran fuerza las recién nacidas […] Renacerán vocablos muertos y morirán los que ahora están en boga, si así lo quiere el uso, árbitro, juez y dueño en cuestiones de lengua”.
La Academia insiste, pues, en que su Diccionario es un diccionario de uso y en que su misión es:
“no es instruir procesos lingüísticos, ni promover condenas, y todavía menos ejecutarlas, sino atestiguar que en el idioma se han producido tales o cuales innovaciones, se han difundido tales o cuales usos, y la comunidad hispanohablante los ha aceptado ampliamente como suyos”.
La escritora María Lozano Zahonero, en su artículo “Guerra, terrorismo e ideología en los diccionarios de la Real Academia Española”, al respecto señala:
“Nos recuerda también la Academia que las palabras nacen y mueren, tienen vida propia y su propia historia. Y lo mismo –podríamos añadir– sucede con los significados. Al igual que las palabras, algunos significados aparecen con la misma rapidez que desaparecen, mientras que otros llegan a fijarse y perdurar. Las nuevas acepciones pueden extenderse con mayor o menor rapidez a toda la comunidad de hablantes o ser aceptadas sólo en ciertas variantes lingüísticas restringidas. No poseen las palabras significados inherentes e inmutables. Los procesos de creación de significados son procesos históricos más o menos largos basados en el uso repetido de un vocablo o una secuencia de vocablos en un determinado contexto, dentro de un ámbito específico o por un cierto grupo de hablantes. Nacen a menudo los nuevos significados alumbrados por un uso calculado, dirigido, selectivo, controlado”.[4]
Lo expuesto se confirma cuando en agosto de este año, la RAE sorprendió a muchos y le volvió la vida de cuadritos a otros, cuando a través de su cuenta oficial de Twitter validó el término “feminazi” señalando que se trata de un acrónimo de «feminista» y «nazi» que se usa con «intención despectiva con el sentido de “feminista radicalizada”.[5]
Por esa razón, si se le considera “homofóbico(a)” o “transfobico(a)” por manifestar su opinión en contra de las demandas de la población LGTB, no se preocupe, es un término inventado por su opositor para desacreditarlo sin dar lugar al argumento.
[1] Clasificación Internacional de las Enfermedades y Trastornos relacionados con la Salud Mental realizada por la OMS.
[2] https://www.clinicadam.com/salud/5/000956.html
[3] http://dle.rae.es/?id=KbVHzwk
[4] AISPI. Actas XXII (2004). María Lozano Zahonero. Guerra, terrorismo e ideología en los diccionarios de la Real Academia Española.
[5] https://www.unotv.com/noticias/portal/tecnologia/detalle/la-polemica-definicion-que-dio-la-rae-de-feminazi-181766/
Abogado por vocación, y defensor de la familia por convicción. Especialista en Derecho penal, civil, constitucional y derechos humanos. Presidente de la Red Nacional de Abogados por la Defensa de la Familia – RENAFAM, cuya organización tiene como misión la defensa de la vida, la institucionalidad de la familia y las libertades constitucionales en el Perú.
Socio fundador del Estudio jurídico M&M Mondragón y Muñante Abogados Consultores; Conciliador extrajudicial registrado ante el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos; ha realizado cursos de especialización en derecho civil, penal y constitucional; autor de varios artículos virtuales en materia jurídica, política y de actualidad, los cuales han sido publicados por prestigiosas portales web de alta trascendencia social, tales como La Ley, Legis, El Manifiesto, Posición.pe, La Abeja, etc., así como invitado de diferentes programas televisivos y radiales a nivel nacional e internacional en temas relacionados con la defensa de la vida y la familia.