LOS SÍNTOMAS
Acontecimientos extraños suelen estar pasando cada vez con más frecuencia. En Noruega, una chica llamada Nano anunció por la televisión que en realidad no es una persona, sino que es un gato atrapado en el cuerpo de una mujer. Los medios de comunicación reaccionan con algarabía rebotando la noticia por todos lados. En Inglaterra surge Grace Neutral, una joven que no tiene reparos en declarar que es un extraterrestre atrapada en el cuerpo de una mujer. Resultado: se convierte en la invitada de honor para desfilar en un exclusivo evento de modas. Pero no son sólo casos particulares. En los Estados Unidos han surgido “Los Ecosexuales”, un movimiento que propugna concebir al planeta como “nuestro amante” y con el cual debemos “hacer el amor” (literalmente). Otra corriente surgida en el país del norte es el “Movimiento por la Extinción Humana Voluntaria”, que anima a las personas a dejar de procrear por completo de tal manera que se produzca la desaparición gradual del ser humano y la tierra “descanse de su mala influencia”. ¿Cómo entender fenómenos tan dispares? ¿Hay algún hilo conductor en todos ellos o sólo son rarezas circunstanciales de nuestra loca era?
EL GÉNERO
La respuesta está en una ideología radical surgida del seno del feminismo y de la izquierda: La ideología de género, un pensamiento único que crece consistentemente en todo el mundo desde los años 70’s, aunque se cuida de permanecer en las sombras. Probablemente tenemos la impresión de que las ideologías han cesado en el mundo, pero la realidad es muy diferente. Es ahora cuando parecemos haber caído en la más peligrosa ideología de toda la historia.
¿Y cuál es el fundamento de la ideología de género? Que la realidad objetiva es secundaria y que los sentimientos son la nueva realidad. Según la ideología de género tú no eres lo que eres, tú eres lo que sientes que eres. Los sentimientos crean la realidad y son la realidad. Y esa nueva realidad es individual e inapelable, además de ser la base de nuevas leyes que deben surgir para obligar a los demás a aceptarla.
Puede que no lo hayas escuchado tan claro pero hay muchas formas en que lo están diciendo. Por todos lados y de diversas formas aparecen mensajes enseñándonos que “lo más importante es el amor”, que “la verdad está en ti” y que “debes obedecer a tus sentimientos”. Se nos enseña a valorar lo introspectivo, lo personal, lo subjetivo, lo emocional. Estos han pasado a tener relevancia total en la vida humana y se los relaciona con la idea de “progresismo”. Lo objetivo ya no está de moda, se lo degrada, se lo demoniza, se lo deforma y se lo censura. Ahora, la mayoría de las veces sólo “sentimos”, ya no pensamos. Hoy más que nunca el sentido común es el menos común de los sentidos.
LOS IDEOLÓGOS
Se puede rastrear un inicio de esta ideología en Wilhem Reich y Herbert Marcuse, escritores que cambian la teoría de la lucha de clases por la de “lucha de sexos” y donde la síntesis sería la “liberación sexual”, es decir, ejercer la genitalidad sin ningún tipo de freno ni límite. Su inspiración fue una frase de Federico Engels: “la primera opresión de una clase por otra, coincide con la del sexo femenino por el masculino”. Simone de Beauvoir lleva esta idea a una conclusión radical: “No se nace mujer, sino que te haces mujer; no se nace varón, sino que te haces varón”, con lo cual convierte a la identidad sexual en una mera construcción social a la que se llama “género”. Según este pensamiento un hombre que se siente mujer, es una mujer, y una mujer que se siente hombre, es un hombre.
La ideología de género, por tanto, se basa en un principio falso. Dicen ellos que “el sexo no es biológico, sino social”, y que eso hace que todas las llamadas «identidades de género» (gay, lesbiana, transexual, bisexual, intersexual, queer, etc.), sean equivalentes a lo masculino y/o femenino. Esto destrona a la razón y a la racionalidad (fundamentos objetivos) como base de la convivencia social, y producen la deificación de las emociones y los sentimientos (fundamentos subjetivos) como los nuevos pilares sociales y jurisprudenciales.
DERECHOS IMAGINARIOS
Aquí está el fundamento teórico para exigir nuevos “derechos” como la Unión Civil o el “matrimonio” homosexual. Ambos se presentan como asuntos inofensivos pero cuando una sociedad los acepta está aceptando también el principio ideológico de que la homosexualidad es tan normal y deseable como la heterosexualidad, y que el Estado debe protegerla y promoverla (incluida la sexualidad contra natura que le caracteriza). Y esto fue lo que abonó el terreno para la confusión social sin precedentes que vemos ahora en Europa o los Estados Unidos. Los sentimientos reinan y la razón se vuelve esclava de sus vaivenes.
Por eso es que ahora se aplaude a las “Nano” que se sienten gatos o a las “Grace Neutral” que se sienten aliens, en vez de proponerles una visita al psiquiatra. Y es por eso que los ecosexuales y los extincionistas ganan terreno entre una juventud que crece en una educación sexual permisiva y en el acceso libre a la pornografía y a los anticonceptivos. El resultado es el no-pensamiento, la psicosis colectiva y el entronamiento de la irracionalidad que se busca inculcar aun en los más pequeños a través del sistema educativo.
LA REALIDAD
¿Debe la realidad adecuarse a los sentimientos que tenemos de ella o son más bien los sentimientos los que deben adecuarse a la realidad?
En los Estados Unidos, uno de los países donde estás ideas están echando raíces, el Colegio de Pediatras ha hecho una contundente declaración titulada “la ideología de género hace daño a los niños”. En ella piden a educadores y legisladores «rechazar todas las políticas que condicionen a los niños para aceptar como normal una vida de suplantación química o quirúrgica de su sexo por el sexo opuesto». «Son los hechos y no la ideología», sentencian, «quienes determinan la realidad», esto es, que «la sexualidad es un rasgo biológico objetivo».
Asimismo, a propósito del supuesto derecho a la diversidad sexual, los 47 magistrados del Tribunal Europeo de Derechos Humanos nos recordaron hace poco que el matrimonio de personas del mismo sexo NO es un derecho. “El matrimonio está claramente entendido como la unión entre un hombre y una mujer”, afirma su importante sentencia y aclara que NO se puede imponer a los gobiernos la “obligación de abrir el matrimonio a las personas de mismo sexo”. El Tribunal europeo ha sentenciado que “los Estados son libres de reservar el matrimonio únicamente a parejas heterosexuales”. ¿En qué se basan entonces los omnipresentes mensajes del lobby progay y su ideología de género para pedir eso? Únicamente en los sentimientos de los individuos que lo componen.
Concluimos entonces resumiendo todo lo anterior. El principio absoluto y “políticamente correcto” de hoy es que la subjetividad debe ser exaltada, que los sentimientos mandan, que ya no hace falta pensar, sólo sentir. Y que el sentido de la vida consiste en que te sientas bien, aunque eso vaya contra tu conciencia o, inclusive, contra la naturaleza de las cosas. Contaban que, alguna vez, un dictador mandó colocar paneles en las avenidas que decían “No piense. Yo pienso por usted”. Y aunque no hayan quedado pruebas de eso, lo cierto es que guiar el razonamiento de las masas concuerda con la ambición de cualquier ideología. Pero hoy ni siquiera tenemos eso. No hay alguien que piense por nosotros. La ideología de género nos arroja al vacío de los sentimientos, de las emociones, de la instintividad epitelial, visceral e irracional, sin ningún paracaídas.Y encima nos grita sonriente: “¡feliz viaje al reinado de los sentimientos!”
Por Pepe Farfán / @pp3107
*Publicado originalmente en «LIFE. La Guía de Trujillo» – Julio 2016

Cristiano. Comunicador. Consultor. Conferencista. Escritor. Gerente SM&C (@SMC_Peru). Creador TH (@Thistorias). Columnista Prensa Hispana (@LaPrensaCV)