Los valores nacen en la familia

Una de las preguntas para las que todos buscamos respuesta es: ¿cómo crecer y lograr la felicidad? No es una pregunta absurda, tiene respuesta y ésta la tenemos a nuestro alcance, solo que la sociedad día a día la está desconociendo y las presentes generaciones parecen percibirla difícilmente. La respuesta se encuentra en el centro de operaciones más importante, donde los seres humanos aprendemos a ser felices.

Este principal centro de operaciones es la familia, el lugar donde se desarrolla el amor verdadero y genuino, donde la bondad y la responsabilidad caminan juntas. El hogar es donde aprendemos a respetar al semejante y a tolerarlo y, por supuesto, donde somos disciplinados y comprendemos lo que es la justicia, además de ser el núcleo donde nos convertirnos en personas solidarias. La lista es larga, pero sí estimados lectores, estos son los valores necesarios para realizarnos de la manera correcta, para crecer en sociedad y alcanzar la felicidad.

Cuando enseñaba el curso Desarrollo Personal, en un Centro Superior de Estudios Pedagógicos, compartí con mis estudiantes el contenido del silabario, del curso: “Cómo Aprender a Ser Felices” dictado por la Universidad de HARVARD, que atrae a un promedio de 1,400 alumnos por semestre. El contenido es el siguiente:

  • Agradecer a Dios por todo lo que tienes.
  • Practica actividad física.
  • Desayuna.
  • Se asertivo.
  • Gasta tu dinero en experiencias.
  • Enfrenta tus retos.
  • Pega recuerdos bonitos, frases y fotos de tus seres queridos por todos lados.
  • Siempre saluda y sé amable con otras personas.
  • Usa zapatos que te queden cómodos.
  • Cuida tu postura.
  • Escucha música.
  • Lo que comes tiene un impacto en tu estado de ánimo
  • Arréglate y siéntete atractivo.
  • Cree  fervientemente en Dios.

Los contenidos los menciono porque me parecen sumamente valiosos, ya que si nos damos cuenta, cada una de estas acciones fueron enseñadas en casa, en medio del entorno familiar; añadiendo, además, que los diversos estudios arrojan que todo este bagaje se aprende desde los primeros años y es indudablemente por imitación.

Es de suma importancia que los padres sean de gran ejemplo para sus pequeños, porque con esa forma de desenvolvernos en casa, es que siempre y  sin darnos cuenta, estamos impartiendo valores trascendentales que convertirán a nuestros hijos en seres satisfechos y felices, que a su vez harán de una sociedad un ambiente apropiado donde desarrollarse.

Resulta complicado entender sobre la importancia de contar con ambos padres en el seno familiar, ya que casi un 65% de los hogares en el Perú no cumplen con este modelo. Lo explica claramente el Doctor PRUETT de la Universidad de Yale, quién recomienda contar con una figura paterna y  materna ―que muchas veces es suplida por el abuelo o abuela, o un familiar o amigo cercanos― para desarrollar el área afectiva-emocional del niño, ya que el crecimiento armónico de esta etapa hace que la familia gane mucho.

Los valores por sí solos no significan mucho. Es por medio de las familias que estos se activan y crecen, por ello es de vital importancia que los padres sepan escoger la educación que desean para sus hijos, ya que la escuela irá reforzando lo que en casa se viene cultivando. Existen estudios que también arrojan los peligros que afrontan las familias que quieren cumplir con los más mínimos deseos de sus integrantes, nada favorable para un sano desarrollo del carácter. Por el contrario, si hacemos esto estaremos formando seres poco capaces de enfrentar conflictos y que, a la larga, se verán perjudicados por ello. Consideremos lo que las empresas hoy en día buscan prioritariamente en sus empleados: que éstos sean empáticos, tolerantes a la frustración y con deseos de colaboración.

Las familias que inculcan a sus niños que la comunicación, la unidad, la salud, son vitales, antes que un celular de última generación, los tendrán más felices. Y los harán más capaces de entender que lo más importante es el respeto entre las personas, que no debo hacer con otros lo que no quiero que hagan conmigo, dicho que sigue vigente y lo seguirá siendo, mientras prevalezcan sociedades justas. Con esto, nuestros hijos no se rendirán y podrán vencer todos los grandes males y vicios que se le puedan presentar.

 Victoria Camps, catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad Autónoma de Bellaterra, autora del libro “Qué hay que enseñar a nuestros hijos” concluye que el buen humor, la generosidad, la autoestima… son conceptos encadenados que se van complementando, y cuyo conjunto explica qué es eso de la felicidad. Los valores los activa la familia, este es el enfoque inquebrantable que no puede obviarse en todo sistema educativo.

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